EL INFIERNO DE ABU GHRAIB LLEGÓ A SU FIN

En los próximos tres meses el ejército norteamericano cerrará la prisión de Abu Ghraib. Después de las torturas cometidas, Washington ha optado por hacerla desaparecer en un intento de volver a ganarse a la ya tanta gente en contra de la ocupación de Irak.
Las dantescas fotos que todos contemplamos horrorizaron al mundo. La población se quedó atónita cuando Abu Ghraib, supuestamente un centro penitenciario más de los muchos iraquíes, se parecía más a la “casa de los horrores”que a una prisión.
Todo esto empezó cuando salieron a la luz las famosas imágenes, por cierto, todas deleznables, entre las que se pudo contemplar como algunos presos estaban siendo pegados, otros estaban amordazados y totalmente incomunicados, también había gente desnuda y colocada unos encima de otros e, incluso, fotografías de personas brutalmente asesinadas.
El horror y las crueldades vividas allí han superado los límites imaginables, siendo vulnerados todos los derechos fundamentales que todo ser humano pueda tener.
Cuando se reflexiona sobre lo sucedido, no se consigue uno creer como se ha llegado a esa situación. O sí, quizás y mucho me temo, que es propio de mentes retorcidas y enfermas. Uno no puede estar en su sano juicio y hacer/permitir esas vejaciones. Porque creo, y aquí seguramente estaremos todos de acuerdo, que la misma culpa tiene el que lo hace que el que lo permite.
En este caso, el simple soldado cometería los hechos, pero el mando estadounidense, desde arriba, sería el ideólogo y el que permitiría y dirigiría toda la macabra operación.
Lo curioso, hablando de responsabilidades, es que parece que han “pagado los platos rotos” cuatro desgraciaos. Los verdaderos culpables, maquinadores de todo esto, están campando libremente bien protegidos por sus coleguitas yanquis.
Pero la cosa no queda aquí ya que, de los 4500 reclusos, se conoce que gran parte padece meses de reclusión de forma indefinida siendo presos sin cargos. Por tanto, la indefensión es total, habiendo una violación masiva de los derechos de la Convención de Ginebra.
Es triste imaginar que esto no es un caso aislado, si no que, en otras cárceles de Irak, también se están cometiendo estos lamentables sucesos.
Seguramente, con los años, llegaremos a conocer las aberraciones que se están produciendo en los otros penales iraquíes. Espero que cuando salga todo el “pastel” a la luz, caigan todos los responsables, y no solo los “cuatro soldadillos” que cumplían órdenes.
Porque a toda la gente, pensando en lo sucedido, solo le viene a la cabeza una palabra. Algo que es fundamental y que no se puede demorar, para que estos acontecimientos no se repitan y para que se castigue a los culpables. Ya no digo reparar el daño, porque como bien se sabe, en muchas de estas ocasiones, parece que será imposible. La palabra es Justicia. Y no se puede dejar para mañana, porque la demora de la justicia es injusticia.