Tuesday, September 14, 2010

PAZ, LIBERTAD Y AUTODETERMINACIÓN PARA EL SÁHARA OCCIDENTAL

Hace unos meses tuve la oportunidad de visitar los campamentos de refugiados de Tinduf, una zona árida del Desierto del Sahara en Argelia, donde se encuentra parte de la población saharaui. El Sahara Occidental, último territorio de África sin descolonizar, es un país reconocido únicamente por un puñado de Estados, en su mayoría subdesarrollados o en vías de desarrollo, rico en materias primas como fosfatos y hierro, pero invadido y explotado por Marruecos.
De hecho, fue impactante y triste ver como gente que ansía vivir en su tierra, como cualquier persona con condiciones óptimas y sus seres queridos, sobrevive en cabañas y chozas en paupérrimas condiciones, en un desierto hostil y con unas condiciones higiénicas deficientes. Sobreviven exiliados, oprimidos, separados de sus familias y desarraigados y en muchos casos, para aquellos que osan levantar la voz contra sus invasores, perseguidos y torturados.
Esta ocupación se remonta a hace más de 30 años, después de que fuera territorio español y tras los sucesos de la “marcha verde”. Desde entonces, el gobierno marroquí utiliza y explota el territorio saharaui, totalmente militarizado, en su propio beneficio, haciendo muros para separar a la población, colocando bombas antipersonales para hacer imposible la movilidad, y machacando a la población autóctona sin respetar en absoluto los derechos humanos.
Sinceramente, después de esta estancia y de haber convivido con una de las familias que me acogieron, me he replanteado muchas cosas y aunque he tenido tiempo para reflexionar, todavía a día de hoy tengo en mente algunas experiencias que creo no se me olvidarán nunca. La verdad es que aprendí muchísimo y admiro profundamente a este pueblo que viviendo en una situación tan crítica y con tan pocos medios, vive y lucha pacíficamente para conseguir la autodeterminación, de acuerdo con las resoluciones de la ONU, y la consecución de la justicia para todos.

Espero que algún día la Comunidad Internacional, por fin, asuma su responsabilidad internacional y decida imponer a Marruecos la obligación de respetar la legalidad internacional. Deseo que esas familias abandonadas en el desierto argelino puedan volver algún día a sus casas y reencontrarse con sus seres queridos. Que ese reencuentro no se demore más y, de una vez por todas, se haga realidad. Miles de personas esperan una solución definitiva para poder vivir en paz y ser libres.

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